LA FALACIA UNIVERSITARIA

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ANTORCHA POLÍTICA
Por Jorge A. Contreras

1.- LA FALACIA UNIVERSITARIA
El encuentro del gobernador electo, Antonio Echevarría García, con autoridades universitarias, mostró la buena disposición del futuro gobernador en coadyuvar en la búsqueda de recursos financieros –las veces que sea necesario-, pero en ningún momento alentó a que el gobierno que él encabece en el mes de Septiembre, se haga cargo de los gastos de Octubre.
La institución atraviesa con una crisis marcada por su exceso de gastos de la familia universitaria. Camarillas al amparo de la Rectoría en todos los tiempos, han echado mano de los recursos financieros universitarios y colapsado la misma.
Las veces que entró al rescate financiero con recursos denominados “para problemas estructurales”, sirvió para el gasto corriente y se hizo costumbre ese recurso adicional para solventar los gastos y los excesos.
El gobierno que entrará en un par de meses, tiene un enorme reto en salvar la situación financiera de los trabajadores de la burocracia y de la educación, auxiliar a los ayuntamientos más jodidos y reestructurar sus deudas, como para entrar al quite en octubre – cuando entre a pagar su primera quincena. A pagar recursos para la Universidad.
El gobernador electo tiene disponibilidad, pero hasta allí. Pensar que colgarle todo lo que se han robado sea solventado por el gobierno estatal, es una falacia.
2.- Rumbo a la asamblea nacional del PRI
La XXII Asamblea Nacional del PRI que se llevará a cabo el próximo 12 de agosto, definitivamente no tiene como lo más importante el perfil del candidato presidencial, ni lo esencial será determina la forma cómo se elegirá al candidato, lo que se va debatir es algo mucho más importante, el cambio o no del partido.
Colosio o autoritarismo
El debate está si se retoma de una vez por todas lo que en algún momento propuso Luis Donaldo Colosio en la XIV Asamblea: enfrentar democráticamente la competencia electoral y conformar un verdadero proyecto de nación; o continuar con la inercia del autoritarismo, la concentración del poder y las prácticas antidemocráticas resistiendo el cambio.
Lo cierto es que la próxima Asamblea parece ser una mezcla entre la XVII y la campaña presidencial del 2000.
La sombra de Zedillo
Mientras que Ernesto Zedillo buscó dar continuidad a la visión democrática de Luis Donaldo Colosio quien en su famoso discurso del 6 de marzo de 1994 consideró fundamental la separación del PRI con respecto del Gobierno y dotarlo de dinamismo para enfrentar la competencia electoral.
Sin embargo las resistencias al cambio no se hicieron esperar y la Asamblea de septiembre de 1996 fue completamente regresiva, se impusieron los candados para evitar que los llamados “tecnócratas” tuvieran posibilidades de asumir el poder y de esa forma cerrarle el paso a la corriente zedillista y frenar las reformas políticas y económicas.
Para la selección del candidato presidencial del PRI hacia la elección del 2000, si bien se dio con un ejemplar proceso democrático con un líder partidista más allegado al Jefe del Ejecutivo, los candados tomaron forma y quienes disputaron la candidatura fueron de un mismo grupo político.
A pesar de haber ganado la candidatura presidencial, nunca estuvieron de acuerdo con el método utilizado, “competencia democrática al interior del PRI”, por ello mostraron su rechazo al procedimiento de selección y el candidato perdedor, Roberto Madrazo nunca le levantó la mano a Francisco Labastida Ochoa y tampoco se sumó, ni él ni sus más allegados, a la campaña de su candidato.
Para no dejarle tan fácil a Zedillo que su proyecto de nación continuara, este mismo grupo del PRI, mismo que dio origen al PVEM como un ente satélite, decidió mandar al partido del Tucán en apoyo de la “Alianza por el Cambio” que postulaba a Vicente Fox.
Zedillo – Peña
En otras palabras, la Asamblea XXII es un déjä vu de aquellos dos sucesos. Previo a la próxima Asamblea vemos muchas expresiones similares a las que antecedieron a la XVII Asamblea y a la campaña presidencial del 2000:
Ernesto Zedillo inicia su administración con un total rompimiento con su antecesor, Carlos Salinas de Gortari, igual como se dio entre el presidente Peña con el ex presidente Salinas.
La administración de Zedillo empezó con una gran reforma, la del Poder Judicial y siguió a partir del importante acuerdo político conocido como “acuerdo de Los Pinos”, que dio lugar a una serie de reformas necesarias para el país como la económica y la políticas que permitieron, por un lado, salir de la crisis en que recibió la administración con el famoso error de diciembre y sentar las bases para evitar que se repitieran estas crisis cíclicas de fin de sexenio y la reforma político-electoral que concibió la normalidad democrática y la alternancia en el poder y puso en práctica la competencia entre los partidos.
De forma similar, el presidente Peña inicio su administración con el llamado Pacto por México, un acuerdo con todas las fuerzas políticas con representación en el Congreso para llevar a cabo las 11 reformas estructurales, económica, hacendaria, energética, educativa, judicial, telecomunicaciones, hasta la anticorrupción.
Los procesos judiciales
En los términos de justicia y corrupción, Zedillo procesó a personajes de la política como Mario Ruiz Masieu, Raúl Salinas de Gortari, situación que se asemeja con los procesos histórico que estamos viviendo en contra de los gobernadores corruptos que ya están en la cárcel, como los de Tabasco, Michoacán, Sonora, Veracruz, Quintana Roo, Tamaulipas y otros ya buscados por la justicia como el de Chihuahua y Nayarit.
Al igual que en la XVII Asamblea, el PRI tuvo importantes derrotas electorales en estados, municipios y congresos locales, así como la desbandada de figuras de primer círculo y seguidores de esos líderes que se movían hacia los partidos de oposición, tal como sucede ahora, previo a la XXVII Asamblea.
La próxima Asamblea se desarrollará en un contexto similar, por la terrible derrota que tuvo el PRI en 2016, al perder 7 de 12 gubernaturas en juego y al igual que en 1996, se responsabilizó de la derrota a las políticas emprendidas por el jefe del Ejecutivo. En aquella ocasión cuestionaron despectivamente al gabinete económico como “tecnócratas” y hoy lo quieren hacer con funcionarios públicos a los que califican de falta de militancia y experiencia partidista.
Es importante recordar que en la XVII Asamblea no sólo se discutió el tema de los candados, que ese más bien fue el colofón, hubo dos temas igualmente trascendentes.
El primer tema era la expulsión del ex presidente Carlos Salinas de Gortari del PRI, propuesta desechada por sus defensores, esos mismos que impusieron los candados. El otro punto que evitaron los dinosaurios del PRI fue detener la reforma a la industria petroquímica, que desde entonces era urgente atender.
Una de las mejores descripciones de lo que fue la XVII Asamblea la dio Humberto Musacchio “se iluminó con el brillo de la causa colosista, pero se mantuvo a la sombra del salinismo”.
¿Quienes estuvieron en favor de los candados, de evitar la expulsión de Salinas y de evitar avanzar en temas trascendentales como la petroquímica? Fernando Elías Calles, Roberto Madrazo, Salomón Azar, Manuel Andrade, Manlio Fabio Beltrones, Manuel Bartlett, Manuel Andrade, César Augusto Santiago, Dante Delgado, Otto Granados, José Murat, Fidel Herrera, Salomón Azar, Víctor Cervera Pacheco, Agustín Basave y Alfonso Durazo entre otros.