A partir de los seis meses de edad deben consumir alimentos sólidos que les brinden vitaminas, proteínas y minerales.
Es importante que para que los bebés menores de seis meses tengan un adecuado crecimiento y no sean propensos a enfermedades como sobrepeso, obesidad, diabetes, hipertensión y desnutrición en etapas posteriores, no se les den bebidas o alimentos azucarados.
Pero también, después de los seis meses de vida tienen que comer alimentos complementarios, es decir, comestibles diferentes a la leche materna y/o fórmulas lácteas, porque éstas ya no les son suficientes en cuanto al aporte nutrimental que requieren.
Así, los lactantes deben consumir alimentos sólidos como carnes rojas, pollo, cereales fortificados, frutas y verduras por lo que se recomienda ofrecer a los infantes tres tiempos de comida con una o dos colaciones, durante los cuales se les da a los bebés entre dos y tres cucharadas de alimento.
Asimismo, añadir alimentos nuevos cada tres días, para descubrir si el menor tiene tolerancia o presentan reacciones alérgicas. Es recomendable que el consumo de leguminosas inicie a partir de los siete meses y se continúe el proceso hasta que se logren incluir los cuatro grupos de alimentos del plato del bien comer.
Por otro lado, la única bebida que se puede incluir en la alimentación diaria es el agua natural, ya que darle al niño sustitutos de líquidos azucarados naturales o procesados, afecta su salud.
Otras recomendaciones son: permitirle que coma solo, aunque se ensucie porque es parte del desarrollo psicomotor; que las porciones sean de acuerdo a la edad y es necesario respetar la saciedad del niño, es decir, no forzarlos a que coman todo lo que el adulto quiere.