EL LAMBISCÓN A SU MÁXIMA EXPRESIÓN
Por EMO/Censura!
DESDE el caminadito se sabe bien a bien de qué pata cojea. Hay políticos aldeanos que sin tanto hacer ruido saben tender la mano a quienes más lo necesitan, lo hacen siempre, no solo en fechas próximas a un proceso electoral como el que se avecina. En fin, hoy por hoy se ven deambulando de un lado otro, de Éste a Oeste, de Norte a Sur, de una red social a un estudio de radio o televisión a los que desean seguir pegados de la ubre presupuestal, pues ya hicieron de éste oficio de la política su “modus vivendi”. Es lo que más deja. Y de esa suerte se ve a Manuel Cota llevar las siglas de un pulverizado y quemado Tricolor, del cual tiene el control del Comité Directivo Estatal y desde ahí piensa que logrará catapultarse a la gubernatura. Sin embargo, ya pasó 2017 y la paliza que le acomodó Antonio Echevarría García fue brutal, devastadora. Además, la elección federal de 2018 no dejó títere con cabeza, Andrés Manuel López Obrador arrasó y acabó prácticamente con el PRI, no le quedaron ni dirigentes municipales. Así que, en la estatal del 2017, con ayuda o sin ayuda, con la supuesta mano metida de Roberto Sandoval Castañeda, el “campesino” Cota, hoy de 59 años de edad, cayó estrepitosamente y presumía ya, con el lema de ser “político de carrera” de nunca haber perdido, pues siempre había obtenido que una Regiduría, una Diputación, una Presidencia Municipal, una Senaduría y hasta el haber sido dirigente de los campesinos de éste país sin siquiera tener un pedazo de tierra. Así de simple. Hoy vuelve con la misma cantaleta, aunque en sus recorridos su lema ante la gente que lo escucha es que, “López Obrador nos va a llevar al comunismo”, y se trae a cuento Venezuela. ¿Eso qué? Los nayaritas no tienen un pelo de tontos, pues eso del comunismo es un tema choteado ya, ¿qué puede perder la gente de Nayarit? Obrador ya está en el poder y está exhibiendo la enorme corrupción de tipos como éste que desean seguir viviendo del presupuesto, de las bolsas que el gobierno federal destinaba a la CNC de 600 millones de pesos anuales. Eso se acabó de tajo con AMLO que llegó cortándoles los privilegios. Y, a la distancia, pues hoy Manuel Cota se puede presumir como un magnate de la política, pues tiene su rancho camino al Pichón, su granja de puercos allá en el Jicote, su gasolinera, sus casitas. Le ha ido bien, por eso el “comunismo” le espanta a él, pero no a la gente que nada tiene y mucho menos ahora sí que nada que perder si es un sistema u otro. Pero así anda y pide en las tertulias con locutores de radio o de espacios en redes sociales que le hablan de tú a tú, hasta maltratándolo para que vean que él es “Manuel pueblo”. Tal vez, antes de cargar su “costal de traiciones” era así, sencillo, tal vez. Hoy no. Hoy se convirtió desde su llegada a tierras nayaritas en ese tipo de gentes que le dan la espalda y les clava el puñal a quienes le dieron cobijo. La lista no es enorme, pero sí contada con los dedos de la mano. Al primero que le dio su puñalada fue a Celso Delgado Ramírez, luego al arquitecto Ramón Navarro Quintero (QEPD), de ahí a don Rigoberto Ochoa Zaragoza, a Ney González Sánchez, Marco Antonio Fernández y al mismo Roberto Sandoval Castañeda; y hoy, se dice y no lo hemos confirmado, al mismísimo Lucas Vallarta Robles, político sensible, de pura cepa, a quien todas las mañanas lo vemos sentado cerca del portón en su casa. Así que, el “costal de traiciones” de Manuel Cota es amplio. Servil e indigno hasta la ignominia con los poderosos, así se le vió en una foto cuando casi se le hinca al más corrupto de los presidentes que ha parido éste país, Enrique Peña Nieto. La reverencia, la forma de agarrarle con sus dos manos la mano derecha de Peña, no tiene nombre. Ah, pues ese es el verdadero rostro de un lambiscón ante el poderoso. Y en cuanto a deslealtades hay otros con los que recientemente se peleó y los mandó a sus destinos de origen, un equipo de prospectos que pensaron que había llegado su momento, nos referimos a Enrique Medina y a Julio Mondragón; se peleó con ellos para no hacerlos partícipes de esa bolsa de 600 millones de pesos anuales que recibía la Confederación Nacional Campesina. Los bajó del jet en que juntos volaban por todo el país y les asestó tremenda patada en el cicirisco. Todo ello sin escrúpulo alguno. Lo demás ya es historia. ¿Campesino Manuel Cota? ¿De dónde? Campesinos auténticos de tierras nayaritas, sin duda, Carlos Castillón Medina, hijo del gran amigo Chano Castillón, que dios lo tenga en su santa gloria; ah, porque Chano era hombre de campo, hombre de palabra, resolvía en su ejido donde mantenía el liderazgo con la palabra, la razón y también con los puños. ¡Ese era hombre! Nada dejado. Gran maestro con su materia de Química que impartía con sencillez, didáctico, digerible. De esos hombres de campo ya casi no hay. Se fue con la pena que lo derrumbó con la muerte de uno de sus hijos allá por Sinaloa, pero Chano supo inculcar en sus hijos el amor por la tierra y ahí está Carlos Castillón Medina, nada que ver con el “campesino nailon” de Manuel Cota.
Hoy grita en donde lo quieran escuchar de que será el relevo de Antonio Echevarría García en el 2021, como si la gente se creyera las fantasías de este cantinflesco sujeto. Anda con su brújula cora queriendo convencer, pero en los momentos más difíciles que ha vivido el pueblo nayarita a éste tipo y al PRI no se les vió como “oposición que son”, saliendo a las calles para luchar hombro con hombro, con codo con codo, en beneficio de la gente, ¡para nada! Manuel con lo único que no está peleado es con los billetes, para ello ha instruido a su personero Díaz a que se junte con las dirigencias del PAN y PRD y dar la “batalla” en manada.