La represión a su máxima expresión
JOVEN MÉDICO, DETENIDO POR NO TRAER “CUBREBOCA”
* Es el discurso del gobernante con su doble mensaje: Sí pero no. No, pero sí…
Por José Agapito Robles/Censura!
Y apenas ayer se tocaron los temas de abusos policiacos al mando del restaurantero Benito Rodríguez, pero hoy, hoy sí que no se midieron; un joven matrimonio de médicos nayaritas, fueron interceptados en un “filtro de seguridad sanitaria” y despojados de su vehículo y el hombre privado de su libertad “por no traer cubrebocas”, por “resistencia a la autoridad”, más lo que se acumule. Las sanciones van, presumiblemente, de los 4 mil a los 25 mil pesos, so pena que, de no aportar la cantidad, se les abra una “carpeta de investigación”. El gran negocio consecuencia del capricho del comerciante Antonio Echevarría García, el gran ganón con el Covid19.
Dos casos se registraron hoy.
Uno, el de una empresa televisiva donde presumiblemente el gobernante Antonio Echevarría García tiene mayoría de acciones, cuando menos le invierte todo el “presupuesto de comunicación” en ella y ésta funciona en un edificio propiedad del Grupo Álica, arriba del restaurante de Vladimir Valenzuela Barrutia, cuñado del Gobernador. Aquí se dieron el lujo en plena “fase 3” del Covic19 de celebrar un evento en un establecimiento propiedad de los Altamirano ubicado en la colonia San Antonio de Tepic. Un mariachi, “el Quevedeño”, también propiedad del gobernante, amenizó el evento.
El segundo caso, la detención de un joven médico que no traía “cubreboca” y el despojo de su vehículo, enviando a su mujer “caminando”.
Bien, este domingo fue intenso.
El salón de eventos “María Magdalena” se vistió de gala con la presencia de conocidos locutores locales, el mariachi, guardias de seguridad e “invitados especiales”. Todo marcharía bien, sin embargo, la presencia de veintena de automóviles, de mujeres y hombres vestidos de gala ésta mañana, llamó la atención de los vecinos que, cuando escucharon trompetas, violines, guitarras y demás que le rascaban con pasión los integrantes del mariachi, optaron por llamar al 911. Estaban alertando a la policía municipal, a la estatal y a la llamada “guardia nacional” de que se había violado un decreto firmado por el gobernador Antonio Echevarría García. Y sí, aunque el salón estaba cerrado, se escuchaba la música. Motopatrulleros fueron los primeros en llegar y lucir sus fusiles de asalto ya en sus manos, listos para repeler cualquier agresión. Y caminaban para un lado, ya caminaban para el otro. Luego llegaron patrullas. Lo mismo, ya caminaban para un lado, ya caminaban para el otro. Mirojiaban tratando de ver lo que ocurría, pero solamente alcanzaban a ver el jardín. Mandaron pedir el “dron” que tiene la Secretaría de Protección Ciudadana para videograbar el evento y “reventarlo”. Ya se disponían cuando en eso, un teléfono de uno de los mandos medios sonó. Alguien con voz firme estaba dando órdenes precisas:
-“A ver, ¿quién los mandó ahí, cabrones?
-Una llamada al 911, jefe. Y afirmativo, hay unos entacuchados con un fiestonón…
No lo dejaron seguir más, le interrumpieron: -“Mira cabrón, se me largan inmediatamente de ahí. Es un evento autorizado por el jefe B. Órale, esfúmense de ahí. De la ´guardia civil´ nosotros nos hacemos cargo. Pero retirada de ya…
Y sí, las órdenes no se discuten, se acatan. Los uniformados se retiraron. El evento siguió.
***
Y, más tarde, tal vez enfurecidos por el regaño, los policías se fueron a refugiar a un “retén sanitario” y ahí desquitaron su enorme frustración, un joven matrimonio, el hombre, pagó con cárcel el no traer un “cubreboca”, además de “resistencia a la autoridad” y lo que le resulte.
Aquí no hubo un telefonazo de “un mando” que evitara el abuso de autoridad. Aquí “se aplicó la ley”.
Hombre a disposición del Ministerio Público y vehículo al corralón, mismo que también paga traslado de grúa, encierro y otras cosas más.
***
En tanto, Antonio Echevarría García que mandó instalar cientos de lonas, con un costo muy elevado, “Quédate en casa”, para luego salir en una videograbación echando pestes, sapos y demás contra la población que no obedece su “decreto”, y ahí tronó también contra jefes policiacos, presidentes municipales, de que no le estaban haciendo caso. Pero, que eso se acabaría, que no habría más simulación. Y sí, el restaurantero Benito Rodríguez comenzó a mover sus hilos y a ordenar detenciones abusivas, arbitrarias de hombres y mujeres, lo mismo que de adolescentes. Sus policías no escuchan razones. Ellos, solo cumplen la orden: detener, esposar, fichar y trasladar al Ministerio Público. El negocio es primero.
Es pues, la incongruencia de Echevarría García en el decir y el hacer. Es el discurso con doble mensaje: Sí pero no. No, pero sí.
