BRÚJULA CORA
Por el Sr EMO
*Cuando los dueños del capital se mueven, tienen el discreto encanto de cautivar a propios y extraños
Se quisiera que el olvido se quedara anclado en las profundidades de las aguas tranquilas del Pacífico. El dolor e impotencia de aquellas 500 familias de pescadores que se encontraban en Corral del Risco, en la península de Punta de Mita en Bahía de Banderas, dejó el criminal despojo los abusos y arbitrariedades desde el poder.
Los hermanos Gómez Vázquez Aldana, jalisquillos contratados por Celso para hacer un estudio luego resultaron ser representantes legales del proyecto Costa Banderas. Cinco compañías involucradas: Punta Faro Viejo, Puerto Mita, Punta Mita, Costa Banderas y Cantiles de Mita
De ahí vendría el peor despojo a pescadores humildes que sentirían el cobijo de su gobierno: el penal de Tepic como casa.
Nayarit tenía para ese entonces (1987-1993) un hombre en el poder temporal que lo admiraban sus generacionales por ser bueno en el arte de hilvanar ideas y soltarlas, una tras otra, mismas que quedaban grabadas en quien lo escuchaba. Entre otras, ésta, refiriéndose a la presa de Aguamilpa: “Es la palanca de desarrollo de los nayaritas”, “es la tarjeta de crédito de los nayaritas”.
Y nada. Ni una cosa ni otra. A la distancia ningún beneficio.
Éste hombre, ciertamente culto, educado, bien portado, no tuvo ningún tipo de sentimientos humanistas hacia los pescadores de Corral del Risco. La maquinaria del gobierno federal en manos de Carlos Salinas de Gortari era la de brindarle todo el apoyo al empresario consentido Fernando Senderos Mestre. Ahí fue que la otra cara de Celso salió a flote dejando de lado al refinado y perfumado gobernante de traje, quien ordenó la barbarie: garrote por el lomo a mujeres, hombres y niños. Un mayor de caballería de nombre Juan Manuel Pérez Medina, su brazo represor al frente de la llamada Policía Judicial hoy Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, se encargó de traerse desde Bahía de Banderas a Tepic a los líderes de pescadores y meterlos en el penal “Venustiano Carranza”.
Y la cárcel doblega. Gentes que viven al día, que si no salen a pescar, no comen sus familias. El penal de Tepic fue su pesadilla. El magnánimo Celso Delgado les hizo saber que intervendría para otorgarles su libertad, siempre y cuando, los rebeldes aceptaran ser reubicados cerca de Cruz de Huanacaxtle. Y sí, firmaron su consentimiento y fueron reubicados en un fraccionamiento en playa El Anclote, que, en el cinismo, el magnánimo Celso le denominó el “Nuevo Corral del Risco”. Una especie de gueto sin salida al mar, entre mallas y muros de los desarrollos inmobiliarios de Fernando Senderos Mestre. Su única salida era hacia la carretera y sus lanchas ya no tenían acceso al mar, las ventanas al mar fueron cerradas por el grupo DINE, propiedad de Senderos.
Hoy, pues, que se habla de una “mafia siciliana” por parte de Camarena, asesor jurídico del gobierno de Miguel Ángel Navarro Quintero, en lo que es “Nuevo Nayarit, el bueno en el arte de hilvanar ideas y soltarlas, una tras otra, Celso, terminó de hotelero en lo que antes era “Nuevo Vallarta”. Se hizo de un predio con el visto bueno del fundador de esa zona, el italo-americano Graciano Zovernigo.