LA DECEPCIÓN DE TOÑO ECHEVARRÍA       

Más de cien días de gobierno del novel empresario y ahora metido a político, la síntesis para calificarlo sería decirlo de una manera pudorosa, es una decepción; para propios, aquellos gandallas que lo impulsaron, y para los extraños que le vaticinamos una engañifa en el triunfo electoral, demasiados frentes abiertos y la evidencia clara de que carece de los hombres necesarios para resolver los graves y pesados retos que enfrenta su administración.

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LA DECEPCIÓN DE TOÑO ECHEVARRÍA                                                                            LUIS IGNACIO PALACIOS

Más de cien días de gobierno del novel empresario y ahora metido a político, la síntesis para calificarlo sería decirlo de una manera pudorosa, es una decepción; para propios, aquellos gandallas que lo impulsaron, y para los extraños que le vaticinamos una engañifa en el triunfo electoral, demasiados frentes abiertos y la evidencia clara de que carece de los hombres necesarios para resolver los graves y pesados retos que enfrenta su administración.

En su persona desemboca la grave antítesis y encono de sus padres, disociados desde hace años, cada cual en su zona de influencia con su junior, pretendió imponer formas y personas; con el añadido de que la esposa del gobernador le dijo a la suegra, “me disculpa señora, pero aquí la presidenta del DIF soy yó..” ante la intentona de imponer los principales nombramientos.

Grave asunto que las disputas familiares trasciendan al ejercicio de la función pública; ello pudiera ser el grado enorme de acotamiento de Toño, en su función de titular del poder ejecutivo.
A nadie ha dejado contento, y el principal funcionario señalado como imperito y complicado en su ejercicio es Jorge Aníbal Montenegro, su cercano secretario general, “es el listo –le decían” y no ha podido diseñar una política de gobierno que funcione al interior del aparato gubernamental y menos aún, de cara a una sociedad demandante que ve con azoro que el estilo de política ratonera e ineficaz se entronizó en el poder ejecutivo.

Y para crear la tormenta perfecta, sigue la reiteración de la estupidez mayúscula, del perverso accionar contra los intereses del gobernador que protagoniza Arturo Guerrero, que fue puesto ahí para construir puentes de comunicaciones eficaces con la sociedad y los empresarios de los medios, y que se empeña de manera deliberada y perversa de hacer todo lo contrario.
Todo en base a la inexistencia de recursos; es de escándalo lo que pagan a sus colaboradores; es de escándalo la desaparición de los recursos que les dejaron y los que les han llegado.

De los miembros de su gabinete legal y ampliado, nadie se salva, el común denominador es la liga personal y la falta de capacidad profesional y perfiles para el cargo de que fueron nombrados; es lamentable la opinión que tienen del secretario de turismo Lalo Coronado, los empresarios de Nuevo Vallarta y los burócratas de la oficina de visitantes; de Juan Luis Chumacero, que no tiene la capacidad para interactuar con los medios.
Y la inexplicable actitud medrosa de Petronilo Díaz Ponce, sigue manteniendo el esquema de corrupción en la discriminatoria procuración de justicia, y no recibir a los medios es la respuesta; pareciera que lo que tienen el gobernador y sus funcionarios es la infantil percepción de que una administración gubernamental es para dejar pasar los problemas, no enfrentarlos y dejarlos que el tiempo los resuelva.

Dejaron pasar la espléndida oportunidad de los cien días iniciales para potenciar su llegada, todo le echaron la culpa al que se fue, y hoy, la densidad delincuencial los sigue humillando.
No hay cultura política, no tienen matriz de comunicación política, no tienen oficio, son medrosos y acobardados ante los retos; y al desconocer las reglas del sistema mexicano, olvidan que no ejercer el poder termina por devorar al que no lo hace.

Será tanto el poder de la dinastía Montenegro, que esta ominosa condición de atontejado todo el gobierno, es para que no haya problema alguno y Gerardo sea el próximo gobernante..?
En fin, en todo el tejido social es de pena ajena, la calificación es común, son una decepción…!