El Pipiolo de la Murga
F.D.S.
Los partidos, no. Los políticos, sí
Antes de la lucha armada de 1910, se vivió en México la formación de partidos políticos pero ninguno de ellos logró su consolidación. Fue hasta el año 1929, cuando el Profesor y General Don Plutarco Elías Calles convocó a todos los caudillos, jefes de los partidos regionales y locales que en ese tiempo se disputaban el Poder, para integrar el
Partido Nacional Revolucionario (PNR), abuelo del Partido Revolucionario Institucional (PRI). Desde esa fecha hasta nuestros días son varias las organizaciones políticas creadas, unas han sucumbido y otras permanecen, tal es el caso de los dos partidos de mayor edad: PAN y PRI, a los que se les suman otros de reciente creación que todos conocemos. Nuestro sistema político de acuerdo con los mandatos de la Constitución General de la República, considera a los partidos como la vía legal para organizar a la sociedad hacia su participación política, sin embargo, por intereses personales y de grupo, los partidos políticos han dejado su esencia en el olvido, dando origen a un sentido deterioro que los conduce hacia la pérdida de su identidad ideológica y programática y, por consecuencia, hacia la ausencia total de la confianza del pueblo. Existe la equivocación de culpar a los partidos de todos los males que ocurren en el país, pero no son los partidos los responsables del aumento de la pobreza,
de la falta de empleo, de la baja calidad de la educación, de los pésimos servicios de salud y de la ausencia completa de los servicios públicos. Culpamos a los partidos de la corrupción y de la implacable impunidad que lastima a las personas; pero considero estamos equivocados, son los políticos, esos que se ostentan como dirigentes y principales beneficiarios incrustados en los partidos; son los servidores públicos en cargos de las administraciones que manejan a su antojo los presupuestos sin respetar ni poner en práctica lo que dictan los documentos básicos de sus partidos, todos ellos son los culpables de los males que padecemos en México. He revisado la declaración de principios y el programa de acción de todos los partidos y no encontré pronunciamiento alguno que les permita apoderarse de los bienes del pueblo puestos en sus manos para ser administrados; no dice en ninguno de los documentos, que legisladores y jueces por pertenecer a determinado partido tienen permiso para actuar con impunidad y darle la espalda al pueblo que los eligió.
Entonces, los responsables son los políticos que pretenden engañarnos con la creación de frentes amplios para mantenerse en el Poder; son los políticos que nos quieren dar atole con el dedo con falsos gobiernos de coalición; los culpables son los políticos que nos hablan de esperanzas. La prueba más palpable de que son los políticos
culpables del deterioro de la confianza hacia los partidos es, que el PRI acaba de reconocer la ausencia de entre sus militantes de políticos honestos, carismáticos, capaces de conquistar el voto popular, por lo que su Asamblea Nacional aprobó buscar un hombre de entre la sociedad, que sin ser militante del PRI, lo designen su candidato. De entre los millones de ciudadanos que son miembros activos de un partido, no existe uno que merezca ser su candidato.
Crearon sus partidos y ahora temen enfrentarse solos ante el veredicto popular y prefieren aliarse. Con estas medidas se alejan más y más de la sociedad a la que dicen representar. Pobres partidos, sus dueños los llevan al fracaso.(pipiolodelamurga@gmail.com)