México del Norte
Jorge Mújica Murias
No pudió
No es error de gramática, sino que ya me contagie de la moda presidencial. Y no es Peña Nieto el único idiota que gobierna un país y que lo ha volvido a hacer, escribir o hablar mal, una y otra vez, no, menos, como tres, sino que El Trompas también lo hace. El Trompas escribió en Twitter, por ejemplo, que China se había robado un dron de Estados Unidos en “un acto sin presidente”, en vez de “sin precedente”. Y cuando se reunió con el presidente de Colombia, escribió que esperaba tener buena colaboración con “Columbia”. Desde su inicio en la Casa Blanca, El Trompas ha escrito estupideces estilo Peña Nieto, como su primer twitt oficial, donde declaraba algo así como que estaba “oneroso” en vez de “honrado” de servir en esa casa presidencial. Tantas son sus idioteces que el afamado diccionario Merriam-Webster le ha corregido la plana en público varias veces.
Pero la nota de actualidad no es su estupidez, que es por costumbre y probablemente de siempre, sino su gran mentira de hace un año, una de esas que le valieron ser el favorito de la comunidad anti-inmigrante: “Vamos a agarrar a los criminales y los que tienen expedientes criminales, los pandilleros, los narcos, a un montón de esa gente, probablemente dos millones, o podrían ser hasta tres millones, los vamos a sacar del país o los vamos a encarcelar”. Eso dijo tres días después de su elección.
Hace un año de eso, y pues no, no pudió. La migra acaba de publicar sus estadísticas anuales de inmigrantes deportados, desglosando mes por mes, y las matemáticas no le alcanzan al Trompas ni para el año ni para todo su período. De enero a septiembre, El Trompas deportó a menos inmigrantes que los deportados en cualquiera de los ocho años de Barack Obama. En números, hubo poco más de 140 mil deportaciones en al frontera y poco menos de 80 mil del interior del país, menos que las de Obama en su primer año.
Según los confusos números de la Migra, deportaron a 81 mil 996 “criminales” (y lo pongo entre comillas porque ya sabemos que en esa categoría entran hasta las niñeras y los que se pasan un alto), y a 58 mil 378 “no-criminales”. El mes con más deportaciones fue marzo, con poco más de 20 mil deportaciones, y el mes con menos deportaciones fue julio, con poquitas más de 15 mil. En porcentajes, poco más de la mitad fueron “criminales”.
Ni Pudriá
Los números solamente cubren diez meses, de enero a finales de septiembre, pero echándole matemáticas, quiere decir que en 12 meses completos las deportaciones llegarían a 240 mil, más o menos. En cuatro años de trompismo, a ese ritmo, las deportaciones llegarán a un gran total de 960 mil y fracción. Si las matemáticas trompianas son como las de Peña Nieto, donde cinco es menos que uno, a la mejor cumple su promesa y deporta a “dos o tres millones de inmigrantes criminales”. Pero en la realidad no. Ni pudo el el primer año ni podrá el segundo ni en cuatro.
Pero la Migra anunció sus números con bomba y platillo. “Aumentamos los arrestos administrativos en un 42 por ciento”, se vanagloria Tom Homan, Director Interino de ICE. La declaración es mañosa, y la palabra clave en esa frase es “administrativos”. Desde hace meses, la Migra se dedicó a checar los expedientes de los presos, gente en las cárceles, para verificar su estado migratorio. A todos los inmigrantes sin papeles que detectaron, que ya están o estaban en la cárcel, les emitieron una orden de arresto. Eso quiere decir que los deportarán al final de sus sentencias, no que ya los hayan sacado. Y de seguro cuando los saquen contaran los números de nuevo, para pararse el cuello.
Por otro lado, los arrestos en la frontera registraron el menor número ¡en 45 años! Los anti-inmigrantes, como Michelle Mittelstadt, del Instituto de Políticas Migratorias lo justifican diciendo que lo que pasa es que El Trompas ha sido tan fuerte en su discurso que ya ni barda necesitan porque ya nadie se atreve a cruzar. Será el sereno, pero un estudio de 2015 del propio Departamento de Seguridad Nacional admite que la Patrulla Fronteriza solo agarra a una de cada dos personas que cruzan la frontera.
En conclusión, El Trompas es hocicón pero no puede cumplir sus promesas, y el pánico entre los inmigrantes no se justifica. Si, hay arrestos, hay deportaciones y cada caso es una desgracia, pero no hay que vivir en el terror. Podemos resistir y sobrevivir, aunque nos amenacen conque El Trompas es el fin del mundo, porque a final de cuentas los migrantes ¡si pudemos!