MÉXICO REQUIERE DE UN GOBIERNO ABIERTO Y CIUDADANO

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MÉXICO REQUIERE DE UN GOBIERNO ABIERTO Y CIUDADANO
Por Octavio Camelo Romero

El tema del “gobierno abierto” surge de la opinión de Claudia Sheinbaum Pardo, coordinadora de organización de Morena en la capital, de que la Ciudad de México requiere un “gobierno honesto, abierto y transparente”, que no se límite a informar sobre la calidad del aire, sino también del agua y su disponibilidad, de los índices de inseguridad y de quiénes son los funcionarios públicos, pero sobre todo que sea capaz de combatir la corrupción. Sin embargo, es relevante reflexionar sobre la naturaleza del “gobierno abierto”. ¿Acaso es una forma de gobierno “no-capitalista”? ¿Con él se elimina el carácter clasista del gobierno? Evidentemente que no. Con el “gobierno abierto” no desaparece el carácter clasista del gobierno y por ende es un gobierno capitalista. Más aún, el “gobierno abierto” es un satisfactor de ciertas necesidades del “capitalismo transnacional”.
Con la mundialización del capitalismo y el surgimiento de los capitales transnacionales aparecen nuevas necesidades objetivas del capital. Entre otros, requiere libre acceso a los mercados de los productos de bienes y servicios, libre flujo del dinero-capital, derrumbar los obstáculos legales, elevar la capacidad de movilización de las mercancías por tierra, agua y aire, elevar la velocidad del flujo mercantil, desarrollar la capacidad y velocidad de la información entre los centros de consumo y los centros de producción, garantizar la reproducción ampliada de los capitales, cambiar las formas de gobernar por otras que permitan tener más certidumbre sobre las inversiones y las mercancías, etc. Por eso, atendiendo a esas necesidades del capitalismo transnacional se desarrollaron las tecnologías de la información y comunicación, los barcos, los trenes ultra-veloces, las vías de comunicación, las formas de organización empresarial, las adecuaciones a las leyes nacionales, las formas de gobierno, etc.
El concepto de “gobierno abierto” surgió a finales de 1970 en Inglaterra. El objetivo principal era la apertura del gobierno frente al secretismo con el que se actuaba. Dos décadas después continuó utilizándose el mismo término para significar el acceso libre a la información, protección de datos y el conocimiento de las actividades que el Gobierno realizará o está realizando. Y hoy se ha incluido el ejercicio de la opinión ciudadana. Empero, no se dice nada de la ciudadanización de la toma de decisiones de los Poderes Públicos, que implicaría por los menos que se consultara a la ciudadanía si estaba o no de acuerdo con alguna propuesta de acción o decisión a tomar. Seguramente los mexicanos hubieran dicho NO a la venta de PEMEX.
Como MORENA habla de “gobierno honesto, abierto, transparente, anti-corrupto, etc.”, la alianza “Pacto por México”, PRD-PAN-PRI, opositora a AMLO, habla de un “gobierno de coalición”. Un “gobierno decoalición” es aquel que se forma cuando un grupo parlamentario no tiene mayoría suficiente como para formar gobierno, por lo que se ve obligado a pactar con otro grupo para formar un gobierno conjunto. Los gobiernos de coalición son propios de los sistemas parlamentarios, predominantes en Europa, en los que la formación del gobierno requiere de la confianza del parlamento. En los sistemas presidencialistas el “jefe del gobierno” es electo por votación popular y ejerce como tal, independientemente de que su partido tenga o no la mayoría en el parlamento. Por lo tanto en México se requiere primero modificar la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos para pasar a ser un régimen parlamentario y después, de acuerdo a las circunstancias, plantear la coalición. Empero, aquí no desaparecen los partidos, antes bien, se consolidan. Y los ciudadanos no participan en la toma de decisiones.
Visto así, la propuesta de gobierno de MORENA es la más adecuada a las condiciones mundiales de existencia del capitalismo que la propuesta de la alianza Pacto por México. En fin.