MI CORAZON LATÍA

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Era el corazón, ése mi corazón que latía tan desesperadamente una y otra vez, él que te gritaba fuertemente que te quedaras, pero lentamente se cerraron tus ojos, esos ojos color marrón con aquél ensueño que una vez se expresaron tan grandes y profusos, con aquélla hermosa mirada, que sin más ni más así, pausadamente se abatía frente a esa languidez que estremecía y sobresaltaba en tú cuerpo, tú alma, tú corazón, esa fresca mañana, y así paulatinamente te fuiste sin decir alguna palabra, con esa expresión de asombro tan coloquial que te parecía que no pasaba nada, que era todo un sueño tan insondable, tan abismal, tan intenso, de ésos, de no querer despertar…Así se fue cayendo el cielo pausadamente, en cortes esperanzados que eran tan sublimes, tan magníficos, que creías que todo estaba excelentemente bien, que pasaría de un momento a otro, que era algo que pasa en un abrir y cerrar de ojos, la luna que examinaba en donde permitirse esconder bajo los atenuantes reflejos del inmenso sol que trataban de refulgir tan centelleantes, bien y luchaban, tan suave, tan moderado, tan cálidamente, con esas nubes que se condensan tras la humedad para formar unos graciosos copos de nieve, haciendo vaporear las condiciones atmosféricas que se presentaban en ése momento, así como tú cuerpo, como el alma de tú cuerpo, que no sabía si soltarla o detenerla, hacía el intento de aparecer allá en la montaña, por algún motivo o por alguna circunstancia, fueron simples esos momentos tan tiernos, con un dejo de tristeza desmerecida, que se vivía en esos recuerdos tan excelsos que se trasladan sin querer sentir, sin querer vivir, sin querer pensar, en ellos…Así cae la tarde lenta y pausadamente y con ella llegan las estrellas haciendo unos brillantes, resplandecientes y centelleantes destellos tan espontáneos que van alumbrando, esclareciendo y disipando lentamente esa inmensa obscuridad que se reflejaba en esa mirada de tus ojos, esos ojos tan exuberantes y tan hermosos que me hacen sentir un sin fin de nostalgia, de recuerdos, de bellos y extraordinarios recuerdos cuando estabas cerca, aquí muy cerca del corazón, cerca de mi corazón donde se escuchaba el palpitar tan incansable.

MI CORAZON LATÍA
Por María Lourdes Nares