BRÚJULA CORA
Por el Sr EMO
La crítica que insulta con facilidad y los salivazos que son ácidos y que vierten hoteleros afectados en trácalas, notarios involucrados en firmas al margen de la ley, diputados que se ven desnudados y a la vez están maniatados para solicitar un favor en beneficio de los que manejan el capital en la zona exclusiva de Nuevo Nayarit, Punta Mita, Litibú y Costa Canuva, buscan arrodillar y someter a Miguel Ángel Navarro Quintero y ahora lo hacen por su edad.
Se les olvidó que lo que hace Miguel Ángel Navarro Quintero, lo que está haciendo en tierras nayaritas, haciendo vibrar los más de 27 mil kilómetros cuadrados de la geografía, es loable a sus 71 años de edad, enfrentando y sacudiendo un costal cargado de varias décadas de corrupción e impunidad, que hacía millonarios a unos y multimillonarios a otros.
Aquí la diferencia abismal entre Navarro Quintero y sus antecesores, es que él no busca su provecho personal y sí el bien para todos los nayaritas y con ello está en el camino de la trascendencia.
Los que no lo conocen o creen que sí lo conocen, no saben que éste hombre va de menos a más. Pega aquí y pega allá. Sabe que hay “abejas africanas” en su camino, la diferencia es que el incienso con ese humo especial que trae en su mano las adormece y logra sus metas.
La sacudida que está dando trae reacciones. Dijo en Bahía de Banderas:
““No me preocupa, las críticas. Platica y discutía con Adalberto, cuando hay términos que dicen que soy un viejo decrépito. Nomás que ser un viejo decrépito que trabajo 20 horas al día. ¡Que se oiga bien! ¡Que se oiga claro! Decrépito es cuando uno ya no puede hacer nada. Y tengo 71 años de edad, ¡pero voy a cambiar a Nayarit!”.
¿Quién fue? Quien “haiga” sido, se atrevió y se expresaron mal del hombre que en un lapso menor al año de su gobierno, ha sacudido a Nayarit. Y hasta allá fue Miguel Ángel Navarro Quintero, a dar la cara y a tomar al toro por los cuernos. Los juanetes que ha pisado son de millones de dólares. Es una mafia de cuello blanco, peligrosa sin duda alguna por los grandes intereses que mueven, que manejan. Los que lo vieron y escucharon, sonreían nerviosos.