TOÑO Y SUS PIFIAS

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No puede creer lo que escucha, los albergues sin agua

En su cara, sus subordinados se la volvieron a ver a Toño Echevarría García

“No tenemos agua. No tenemos comida. No tenemos nada”, se quejaron en un albergue

*El gobernante de ocurrencia no podía creer lo que estaba escuchando, pues había dado instrucciones desde temprano para que todo estuviera en orden. No fue así, escuelas habilitadas como albergues sin lo elemental

Por José Agapito Robles/Enviado

Aquí anda Antonio Echevarría García. Pensó que ahora sí pegaría su chicle como el “héroe” que todos esperaban –después de un año de inutilidad al frente de los destinos gubernamentales de Nayarit- para enfrentar a la “güíla”, que un huracán de la magnitud del Kenna, de fase 5, destructor, dañero.

Después de haber desayunado como “dios manda” y acompañado del come tacos de birria Ricardo Rincón Yescas, se fue a visitar algunos albergues. Ya le habían dicho que todo estaba en orden. El mismo recién infartado director del DIF, Arturo Guerrero, de gorrita en su cabeza y ya en la comitiva, andaba como si nunca le hubiera pasado nada a su corazoncito. “Todo en orden mi Gobernador”, le hicieron saber.

Así que, el junior entregado más a la charrería y a los negocios de agua embotellada, refrescos embotellados, leche “Santa Elena”, funerarias, panteones, constructoras, empresas de seguridad, imprentas y radiodifusoras, al que no le falta nada, se presentó a una escuela habilitada como albergue.

–Hola, ¿cómo están?

Pregunta de “pancho Vela, o sea, pregunta pendeja.

Le respondió una maestra, la del albergue:

-No tenemos agua

Y extrañado, Antonio Echevarría pregunta llevándose la mano a la boca como si trajera una botella:

-¿Agua para beber?

-Sí

Y siguió la maestra:

-Y lo de comida, no tenemos nada…

Cínico, conchudo, acostumbrado a los negocios y a ver todo lo que deja y lo que no, le respondió: -Ahí viene todo ya en camino. Es que es muy temprano todavía.

Con un aparente enfado, llama a uno de sus ujieres y le instruye en ese momento: “Hay que checar todos los albergues, para estar al pendiente”.

O sea, en su cara se lo dijeron: “No tenemos agua. No tenemos comida. No tenemos colchonetas. No tenemos nada”.

Por enésima ocasión, sus allegados, sus funcionarios de primer nivel le vuelven a ver la cara en el lugar del que pudiera ser una zona de desastre: Tecuala.

La llegada del huracán “Wuilla” en fase 5 lo hizo desplazarse de Tepic hasta la frontera con Sinaloa, para cerciorarse de que sus “órdenes” se hubieran cumplido al pie de la letra. No fue así, le vieron la cara de tontejo por enésima ocasión.