En el Cuatrienio de la improvisación y el importamadrismo
ANTONIO ECHEVARRÍA Y LOS 115 ASESINATOS DE SU ADMINISTRACIÓN
*Los rucoJuniors en el poder temporal, buscan más la diversión de la botella que servir a la comunidad que los llevó a la responsabilidad gubernamental
Por José Agapito Robles/Censura!
Otro gobernante con algo se sensibilidad se preocuparía por la cantidad espeluznante de ejecuciones que se han venido registrando (115 del 19 de Septiembre a la fecha) donde hasta niños han caído víctimas de las balas de “escuadrones de exterminio” que sentaron sus reales en la capital nayarita y sin que autoridad alguna –municipal, estatal o federal- logre siquiera inhibirlos.
Antonio Echevarría García y los 115 asesinatos de su administración no parece que le quiten el sueño, y al contrario, se va a disfrutar con sus amigos a la laguna de Santa María del Oro, donde al calor de una bebida tocan el tema de lo que acontece al interior de todas y cada una de las dependencias donde han tomado el “control total” de los dineros, y así, para dentro de unos meses, “rendir al pueblo” cuentas lo que han logrado acumular y ahorrar en dinero.
La seguridad no es prioridad para el gobernador Antonio que afirma no ser “todólogo”. De hecho, le han vendido la idea de que “todos los caídos” de alguna u otra manera tenían alguna relación con el mundo de las drogas.
El dolor de cientos de familias, muchas de ellas que votaron por el cambio, hoy velan los cuerpos de sus seres queridos en sus casas y ahí lloran la desgracia de formar parte de la estadística que en nada conmueve al “rucoJunior” Echevarría García.
De hecho, uno de sus principales colaboradores, otro “rucoJunior”, Juan Luis Chumacero, se la pasó recorriendo todos y cada uno de los restaurantes del fraccionamiento Ciudad del Valle acompañado de una parranda de tres días (viernes, sábado y domingo). La causa de tanto trago se desconoce.
Un gobierno al que los panegíricos tienen la idea y esperanza de que “va llegando” y consecuentemente “no trae varita mágica” para resolver el cochinero que le dejaron Roberto Sandoval y Ney González, así que entonces habrá que darle “chance” a ver si aprende en estos cuatro años sobre una montaña de dolor e impotencia de familias que sufren la pérdida de sus seres queridos.