MIGUEL ÁNGEL NAVARRO QUINTERO LLEGA ÍNTEGRO A LA MITAD DE SU GOBIERNO
Por Elías Maldonado/Censura!
Un día la soltó claro y fuerte Miguel Ángel Navarro Quintero, ya con las riendas bien agarradas del poder temporal:
-Aquí no gobiernan mis hijos. Los quiero enormemente, ¡pero gobierno yo!
Su integridad no estaba en tela de duda. Nunca lo ha estado.
Grupos dentro del gabinete creyeron tener el poder. Se habló de dos equipos. El de allá y el de acá. Se daban con todo y se dedicaban más a la grilla, a la tenebra, a la rumorología que al trabajo. Se comenzó a cortar por lo sano.
Miguel Ángel Navarro Quintero no se anda con medias tintas. Nunca lo ha hecho. Tiene décadas siendo el mismo: de una línea y sin rodeos. Su actuar de hoy como gobernante es el mismo de que cuando estuvo como Director del Hospital del ISSSTE frente a la Loma. Corría el sexenio de Rogelio Flores Curiel. Ahí le dió una sacudida a la mafia de la bata blanca. Médicos irresponsables que pensaron que la llegada de Navarro Quintero a la Dirección del Hospital sería para que todo continuara igual. No fue así. Esos profesionistas de “prestigio” sintieron la mano firme de Miguel Ángel. Dejaron de faltar para brindar atención médica a los derechohabientes y sus consultorios los atendían cuando ya habían dejado de cumplir en el ISSSTE. Los que no entendieron, se fueron. Dejadito no era. Dejadito no es. Dejadito nunca lo ha sido.
En otro sexenio, cuando el doctor Antonio González Guevara dejó la Secretaría de Salud, llegó al relevo Miguel Ángel Navarro Quintero. Aquí más complicado aún, la mafia de la bata blanca ya no era como la del ISSSTE, ¡era peor! Le dió una sacudida sin precedente al sector salud. Conoce los intestinos. Difícilmente lo pueden sorprender. Aunque los hay quienes con mucha labia hacen como que trabajan pero no son más que bloferos de escritorio, no de territorio. Éstos también están ubicados. Sabe de qué pata cojean, pero aún así, el ramo de la Salud es otro, digan lo que digan, es realmente otro. Hoy no se cobran cuotas. Esas cajitas registradoras de las llamadas “cuotas de recuperación” dejaron de ser un golpe al bolsillo de las familias más necesitadas: los vulnerables de siempre.
¿Qué pasa cuando una familia es disfuncional, que no hay ley ni orden? Eso precisamente: se hace un caos. La autoridad no tiene respeto ni validez.
Por ello, a Miguel Ángel Navarro Quintero no se le puede comparar con ninguno de sus antecesores, desde Rogelio, Emilio, Celso, Rigo, Toño, Ney, Roberto y Toño Jr., siete sexenios y un cuatrenio que en nada se asemejan, en nada. Vino a poner orden en el desorden y apenas va a la mitad de su sexenio.
Dirigentes sindicales que aprovechaban la corrupción o la gris administración de funcionarios para hincar y someter a los gobernantes pasados. Eso se acabó. Aquí, con Miguel Ángel Navarro Quintero no hay compromisos ni con los llamados amigos, ni con los llamados compadres, ni con los llamados “hermanos”. El que la hace, la paga. Y la paga en serio.
Nayarit ha sido sacudido como nunca antes se había visto. ¿Quieren ver a Miguel Ángel Navarro Quintero como a sus antecesores? Imposible. No hay comparación. Su carta de presentación está a la vista: recto, probo, intachable.
Él decide.
El decide si continúa por la misma ruta del compromiso con los que menos tienen o se sienta a sonreír con los sinvergüenzas de cuello blanco que añoran tiempos en que sus franquicias asustaban a quienes tenían el poder temporal y que les agradaría que en éste Tercer Año de Gobierno aflojara el paso. No será así. Miguel Ángel es de una línea firme. Es la misma de hace varias décadas. No ha variado.