CALEIDOSCOPIO, Por Edgar Flores Amador

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CALEIDOSCOPIO
Por Edgar Flores Amador

Poco a poco el color rojo que pintó gran parte de la ciudad y el estado por seis años ha ido desapareciendo, cediendo su lugar a un tono gris y sobrio que se apodera de las calles, los recintos, las oficinas públicas y los vehículos oficiales, parece una atinada decisión después del surrealismo del que despertamos; es la entrada de una nueva administración, la que veremos, por reforma constitucional por un cuatrienio.
‘De la gente’ fue todo, bueno, casi todo y por lo menos de nombre: auditorios, hospitales, parques, calles, bulevares y hasta las bancas y banquetas, solo se ausentaron de la lista pequeños e insignificantes detalles, particularmente en la recta final, como la seguridad que quedó en manos de otro tipo de gente, como los delincuentes, pues todos los días los hechos de sangre, como enfrentamientos armados y ejecuciones manchan la tranquilidad y acaban de forma abrupta con la armonía de la capital y otros puntos, la credibilidad y confianza en las instituciones encargadas de perseguir el delito y a quienes los cometen, pues el titular de aquella dependencia, hoy se encuentra preso en el vecino país del norte, acusado de varios cargos de sobra conocidos y difundidos, se arrebató también el corazón de cientos de familias de desaparecidos y principalmente la dignidad de aquellos que fueron objeto del abuso sistemático de las autoridades facultadas para protegerles; grandes pendientes en diversas materias.



El rojo permeó, se filtró y no fue respetuoso de ningún espacio por más social, cultural o científico; donde pudo haber obras de reconocidos artistas nayaritas, e inclusión de colores y opiniones, se colocaron sombreros de todos los tamaños, en una clara muestra de incontrolable e insaciable megalomanía, era pues el sello personal, personalísimo del gobernante en turno, el voraz deseo de marcar, de pretender hacer suyo aquello que le pertenece a todos.
Desde los primeros días después del cambio de estafeta, se ha cubierto temporalmente todo lo que recuerde al pasado inmediato, cercano, al ayer, se han retirado y desechado fotografías oficiales con o sin morral y la palabra ‘unidos’ parece asomarse solo por descuido, descuido que en definitiva no durará mucho, pues es de otros el control, el mensaje y la dirección, esperemos que solo sea eso y no la intención de reinventar al estado acabando, de existir, con todo lo poco o mucho que resultó útil y en dirección al bienestar social, al bien común.