EL DISTRACTOR DE LOS EMPLEADOS DE LA FAMILIA ECHEVARRÍA, BUSCANDO DESVIAR LA CORRUPCIÓN DEL CUATRIENIO

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BRÚJULA CORA

Por el Sr EMO

No cabe la menor duda de que el gobierno que encabeza el doctor Miguel Ángel Navarro Quintero es de poner orden en todos los sentidos en la tierrra de coras, huicholes, tepehuanos y mexicaneros. El paso lo dió y ha redoblado el mismo, detalle que se le aplaude.

En la capital nayarita, los elementos de Seguridad Pública Estatal, Guardia Nacional, SEDENA, Marina y Secretaría de Salud, clausuraron gran cantidad de bares donde la autoridad municipal en su frivolidad, hizo creer que todo era felicidad. No fue así. El sábado pasado la pestilencia brotó y “charpió” por todos lados. Hasta ahí todo bien.

PETRONILO Y SU OMISIÓN EN EL CUATRIENIO

Y ese mismo día, simultáneamente en el pueblito de Cruz de Huanacaxtle del municipio de Bahía de Banderas, de acuerdo a la versión que hoy ofreció el subfiscal Rodrigo Benítez Pérez, en el sentido de que habían asegurado algo así como seis residencias en un coto, tres de ellas propiedad de Ney González, la otra de un General de División ya fallecido y otra de un hotelero, se desconoce la tercera de quien sea, pudiera ser parte de un escándalo. Sin embargo, de ser cierto que son parte de un despojo y robo al Fideicomiso Bahía de Banderas, éstas viviendas no se comparan en nada con el latrocinio perpetrado por el Cuatrienio que encabezó Antonio Echevarría García y sus allegados, entre otros, Ernesto Navarro, Antonio Serrano, Jorge Anibal Montenegro, Juan Luis Chumacero y algunos más. El golpe fue demoledor y todo parecía ir bien. Aunque, ciertamente sus empleados Petronilo y Rodrigo, los del chayotero Antonio Echevarría García, iban bien hasta que brotó el caso de Ney. Tuvieron que pasar todo un sexenio en manos de Roberto Sandoval y no se hizo nada. Luego llegó el cuatrienio y en la Fiscalía estaban los mismos que hoy se quedaron al frente de la misma, Petronio y Rodrigo, quienes extrañamente tampoco hicieron nada contra el vecino de la Mololoa Ney González. Fue apenas hasta hoy donde Petronilo comenzó a lucir dotes de gran orador y así se le vió ante los diputados que hasta le aplaudieron (Petronilo, ¡Presidente!. Petronilo, ¡Presidente!) cuando ahí anunció su determinación de ahora sí que declarar “prófugo de la justicia” a Ney González, porque cuando lo fueron a buscar a su casa no lo encontraron. La venganza acumulada para pronto se desbordó, surgió el odio contenido, la impotencia por la exhibida de buscarlo y no encontrarlo y el protagonismo del compostelense servil de los Echevarría que envió a sus mejores gallos para someter a un personaje de la talla de Ney, quien ciertamente es boquiflojo, pero de ninguna manera violento. Ya próximo a cumplir 60 años, ¡menos violento! Pero el circo de Petronilo, cobijado por muchos años por la familia de los Echevarría, quienes lo hicieron Notario Público, tenía que desviar la atención de la comunidad ya enfocada en el caso del chayotero Echevarría García y su pandilla. Lo logró. Los reflectores locales, nacionales e internacionales buscan mediante la ficha roja que trae en sus manos la INTERPOL al hijo de Emilio M. González Parra, patrón en su momento de Antonio Echevarría Domínguez.

La brújula pudiera estar desorientada. La cascada de datos que ofrecieron tanto Petronio como Rodrigo, no confunde una realidad que se perpetró en el Cuatrienio de los Echevarría. Y si bien el sexenio de Ney hizo lo que hizo, entre otras cosas el dar aguinaldos exagerados a la burocracia, que no de su bolsillo, amén de los desatinos propios del poder temporal y el que la violencia se le saliera del control, donde los muertos eran el pan nuestro de todos los días, no deja de ser lo de los aseguramientos de esas seis residencias en el destino de playa, más ruido que nueces.