*Un birriero habilitado como jefe policiaco, dudando de un laboratorio reconocido por la Secretaría de Salud Federal
Por José Agapito Robles/Censura!
De verdad que Antonio Echevarría García se creyó lo que su restaurantero Benito Rodríguez, habilitado como jefe policiaco, le dijo del exmagistrado Pedro Enríquez Soto, de que no estaba delicado de salud, que tenía dengue y que por lo tanto se le estaba dando paracetamol. Ah tipo éste.
Se entiende que un avecindado de oficio birriero, nativo del estado de Jalisco, Benito, convertido en el «superpolicía» que controla, presumiblemente, todo en materia de seguridad: «penales» municipales y el mismo Penal «Venustiano Carranza», mina de oro de quienes tienen el poder, pues aquí se cobra por todo. Se cobra a la familia por meter comida y darla a su interno. Se cobra por estar en una crujía de privilegiados, como el «pozo» o el área de Enfermería. Todo aquí tiene un precio. La derrama económica que se capta es de no menos de 2 millones de pesos al mes.
Por ello, la soberbia de éste individuo que trató de sacarle el mayor provecho a un amparo federal del que argumentaba con sus ujieres que no le había llegado. Trataban de torturar psicológicamente a la familia y lo estaban logrando.
Se entiende, es un personaje sin escrúpulos, por ello le estaba dando largas al ordenamiento de trasladar de inmediato al enfermo de COVID19 a una clínica de Tepic. El abuso de autoridad, su carta de presentación.
Luego, tienen el cinismo de exhibir a la Universidad Autónoma de Nayarit, de poner en tela de duda el «Laboratorio Nacional CONACYT LANIIA-Nayarit», laboratorio con reconocimiento de la Secretaría de Salud Federal. Se entiende, un birriero no puede reconocer el éxito en otros horizontes.
Sin embargo, un hecho que trataban de ocultar y de minimizar, les explotó en las manos. Tuvieron que obedecer y darle atención médica al exmagistrado Pedro Antonio Enriquez Soto.
Fueron 10 días de dolores, de angustia que el exmagistrado padeció sin atención médica apropiada, una forma de torturarlo, ello con la finalidad de doblegarlo y quebrarlo. Pero se les pasó la mano.