El conflicto diplomático con Turquía se extiende a toda Europa. Tras jornadas de tensión con Alemania y Holanda, el presidente turco acusa a las instituciones europeas de ser víctimas de “un fascismo desenfrenado” mientras en Estrasburgo arranca el debate en la Eurocámara sobre el futuro de Europa, que se dibujará en la declaración de Roma el próximo 25 de marzo.
El representante turco en las negociaciones aseguraba que por parte de la Unión Europa el deseo de cooperar “se limita a la lucha contra el terrorismo y la crisis migratoria. Pero si nos fijamos en lo que se comprometió a hacer Bruselas, no hay ninguna razón por la que Turquía deba seguir manteniendo el acuerdo para contener el flujo migratorio”.
Y es que la última carta de Ankara es amenazar con revisar el acuerdo migratorio por el que se frenaron los miles de desembarcos desde las costas turcas a cambio de una ayuda financiera de 6.000 millones de euros.
