Al menos 43 personas murieron este sábado y decenas resultaron heridas por la explosión de un carro bomba en la ciudad siria de Alepo (norte), en la zona donde fueron llevadas cerca de 5.000 personas evacuadas de dos pueblos chiíes, en el marco de un acuerdo entre el Gobierno y la oposición.
El Observatorio Sirio de Derechos Humanos destacó que el número de víctimas aumentó después de que varios heridos murieran y se encontraran más cuerpos en el lugar de la explosión.
Esta se produjo en la zona de Al Rashidín, a las afueras de Alepo, donde los evacuados estaban a la espera de ser trasladados a su destino final.
Por su parte, la agencia de noticias oficial siria, SANA, informó de que decenas de civiles fallecieron y resultaron heridos, la mayor parte de ellos niños y mujeres, de las familias de Fua y Kefraya.
Los evacuados salieron ayer por la mañana de esas poblaciones chiíes, sitiadas desde hace más de dos años por varias facciones islámicas e insurgentes, entre las que figura el Organismo de Liberación del Levante (alianza de la exfilial siria de Al Qaeda).
Poco después del ataque, que aún no ha sido reivindicado por ningún grupo, se reanudó el proceso de evacuación de los residentes de Fua y Kefraya, y de los de la localidad de Madaya, ubicada en las afueras de la capital siria y sitiada por las fuerzas gubernamentales.
El Observatorio señaló que esto fue posible después de que se completaran los «trámites logísticos» para finalizar la evacuación.
Los autobuses que transportan a los evacuados de Madaya empezaron a salir de la zona de Al Ramusa, a las afueras de Alepo, hacia la provincia de Idleb (noroeste), controlada por los insurgentes.
Mientras que el convoy de Fua y Kefraya se dispone a entrar en la ciudad de Alepo, dominada por el Gobierno sirio.